7 may 2007

PARTIÓ PARA ESTAR CON SU SALVADOR

Hace algunos meses conocí a Lila morales, mujer robusta, de unos 55 años de edad. Estaba enferma, pero tenía la esperanza de recuperarse después de ser operada. Sin embargo, su historia fue distinta.

Yo estaba convencido que su mal era patológico, pues cuando la visité por primera vez, pude notar lo ensimismada que estaba. Los hermanos y yo comenzamos a orar con entusiasmo por ella, pidiendo a Dios de todo corazón su recuperación, y por supuesto, también la conversión de su alma.

Pasaron algunos meses y la condición de Lila empeoraba. Tiempo después de reencontrarme con ella, noté que ya no se podía mover como el primer día que la vi. Su estado era lamentable, pero aún así, ella no decidía convertirse.

Hace unos dos meses, sentí la necesidad de emprender oraciones por ella de manera más consistente. Decidimos visitarla diariamente y demostrarle nuestro cariño y aprecio, pero ante todo, nuestro interés por su alma. Así que la visitamos todos los días. 21 días atrás, a esta fecha del 6 de mayo, 2007, recibí una llamada de un hermano vecino de Lila: “Doña Lila se quiere bautizar – me dijo”. Me sentí muy contento y acudí al llamado con otros hermanos para cumplir con la misión. Efectivamente, Lila Morales fue bautizada para el perdón de sus pecados. Tuvimos que hacer un gran esfuerzo, porque ella ya no se movía para nada.

Quince días después de su conversión, realizamos un culto de agradecimiento en su casa, ella lo había pedido, y para esos días, recibió la visita de uno de sus hijos, quien vive en Estados Unidos. Ese fue uno de los cultos más llenos de gozo en el cual he participado. Lila estaba contenta.

El lunes siguiente al culto que realizamos, el mismo hermano que me llamó para bautizar a Lila, volvió a llamarme, pero esta vez para informarme que ella había muerto. Realmente no me sentí muy bien con la noticia, no por temor a la muerte, sino porque estábamos pidiendo al Señor el completo restablecimiento de esta mujer, así que me sentí confundido al entender que estaba pidiendo a Dios algo que él no quería hacer.

No obstante, ahora entiendo que los caminos de Dios son insondables, y no podemos cuestionar sus sabias decisiones. Llegué a la conclusión que el Dios nuestro, le preparó el camino a Lila paso a paso. El proceso inició cuando decidimos visitarla para orar por ella, y siguió su bautismo. Realizamos un culto de agradecimiento al Señor, y posterior a esto, murió.

Como parte de mi oración por Lila, estaba mi petición de su recuperación para testimonio a su familia y la conversión de sus parientes. Pero Dios tenía otros planes: Lila murió, y su madre, el domingo siguiente a su muerte, fue bautizada. Marta, hermana de Lila, inició sus visitas a la iglesia, y esperamos muy pronto su conversión. Ahora sé que Dios utilizó la muerte de la hermana Lila Morales como instrumento para la salvación de otras personas. Realmente los caminos de Dios son invisibles, porque, aunque no los vemos (no los comprendemos) vamos marchando por ellos, y al final de la carrera, son la ruta que nos llevará a la victoria final, para estar para siempre con el Señor.

Lila Morales, que nació en el municipio de El Salvador, partió de El Salvador para estar con su Salvador. Hasta pronto Lila.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente trabajo